miércoles, 29 de agosto de 2012

Darwin


Si tuviera que elegir alguna característica común a todo humano, dentro de mi baraja de posibles aspirantes estaría la capacidad para distorsionar la realidad y moldearla al antojo de cada cual, de manera que ésta encaje en nuestro sistema de valores, y que este sistema sea capaz de explicarla. Y hay que reconocer que en ocasiones, o no hay una explicación racional, o si la hay, conocerla no sirve a ningún fin. Pero es que necesitamos encontrar un lugar en el mundo. Mis opiniones son distorsiones, pero me sirven para identificarme y para posicionarme.

Por lo irracional del destino, tengo una serie de conocidos que comparten profesión. Todos ellos se dedican a la enseñanza. Pero comparten algo más. No es que pueda describir de forma objetiva a cada uno de ellos. Ni a ellos ni a nadie. Cada cual es un cúmulo de experiencias únicas e intransferibles. Pero no argumentan, sino que afirman, que las diferencias de status se deben a una selección natural. Darwin, claro. Me pregunto si ellos tienen claro lo que quiso explicar este extraordinario bípedo amante de la Naturaleza.

Podríamos resumir su teoría en unas pocas líneas:

“Como de cada especie nacen muchos más individuos de los que pueden sobrevivir, y como, en consecuencia, hay una lucha por la vida, que se repite frecuentemente, se sigue que todo ser, si varía, por débilmente que sea, de algún modo provechoso para él bajo las complejas y a veces variables condiciones de la vida, tendrá mayor probabilidad de sobrevivir y, de ser así, será naturalmente seleccionado. Según el poderoso principio de la herencia, toda variedad seleccionada tenderá a propagar su nueva y modificada forma.”

Lo más relevante para mí, es que la selección natural no busca, a voluntad, un fin. No busca una determinada especie, ni está orientada hacia la perfección. De hecho, no busca nada. Simplemente, suceden cambios, que a veces son, casualmente, más favorecedores. No hay unas variantes genéticas mejores que otras en términos absolutos, sino que todo depende del medio en el que se encuentran. La semilla que no crece en cierto suelo, puede ser la más fértil en otro de diferente composición, y aunque se encuentre ahí, de nada le servirá si no llueve. Lo que es bueno en un momento, puede no serlo en otro. No hay voluntad en los organismos. La selección natural consiste en la preservación de las variaciones favorables.

De la misma manera que nosotros somos todos diferentes, los demás seres también lo son. Cierta variación genética puede ser más ventajosa para un león, que ofrece una melena más densa, imponente e intimidadora, llamando más la atención de las leonas. Realmente el león no decidió tener ese aspecto, pero ello le favorece, y posiblemente tendrá más posibilidades de aparearse con la leona más fuerte y rápida. Pequeñas ventajas en los genes pueden ser decisivas para reproducirse y por tanto, ser seleccionado de manera natural. Esta es la lucha por la existencia a la que Darwin se refería. Las plantas también compiten entre sí, y desde luego, no lo hacen mediante luchas a muerte.

Un hombre alto y atlético llama más la atención a las mujeres, pero a estas también les llama el poder que ofrece el dinero de aquél hombre bajito, gordo y enfermizo, y este será, probablemente, el que gane la batalla. La selección artificial que el hombre realiza va encaminada a mejorar su productividad, entendiendo por productividad, aquello que ofrece solución a una determinada necesidad. Y esta puede ser tan vacua como la imperiosa de tener un marido que le permita colocarse porcelana en las uñas dos veces por mes. Artificial porque se realiza a voluntad, escogiendo determinadas características presentes en determinados miembros. Es el hombre el que elige, en función de sus necesidades, una determinada variación en la especie, modificando contra natura el medio.

El cambio natural es involuntario y oportunista, el cambio artificial es voluntario y funcional.

Y volviendo a mis conocidos profesores, les diré que el estatus social no es natural. Que unas personas oprimen a otras con armas, y que estas no fueron encontradas en una plantación, sino en una fábrica. Y que aunque así hubiera sido, a voluntad dispararían sobre unas y no sobre otras. Les diré que sus alumnos más avanzados probablemente sean los que consiguen repetir con más precisión la lección, y que la repetición será el medio conductor en sus vidas, sin posibilidad de cambio ni mejora. Que son los alumnos alternativos y transgresores los que ofrecen más posibilidades para el cambio, por lo que tienen, en realidad, más capacidad adaptativa a diferentes medios y por tanto, ofrecen más garantías de perpetuidad de nuestra especie. También les recordaré que muchas personas, demasiadas, siguen aquí gracias a la medicina, la cual altera claramente la selección natural. Que no hay más inteligentes, sino que todos tenemos la misma capacidad encefálica, y que son otras cualidades, como el poder adquisitivo o el reconocimiento social, las que permite a un alumno continuar profundizando en sus conocimientos sin tener que preocuparse por su subsistencia…. Tantas cosas…. En ese deseo de encontrar respuestas a absolutamente todo aquello que nos genera una cuestión. Y por supuesto, que la respuesta ha de beneficiarnos y ubicarnos en una posición ventajosa respecto al resto del Universo. Eso es voluntad. Vaya…

3 comentarios:

  1. La perpetuación artificial de la especie, una parpetuación que lleva al caos de lo natural, quizá a la paradoja de la desaparición de lo que nos proporciona la vida...

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    1. Quizás sea posible encontrar la manera de establecer una "tregua" con nosotros mismos, y hacer compatibles nuestros 2 estados, el animal y el social. No olvidemos que somos animales sociales. Para eso deberíamos utilizar nuestra inteligencia ¿no?

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  2. Sería genial, aunque me temo que para que eso ocurra, nuestra especie ha de sufrir un serio correctivo. Desgraciadamente, en esta sociedad devastadora, el ansia de poder económico nubla la vista de sus voraces hijos, desaprovecha la inteligencia y camina hacia lo absurdo. Pero bueno, no perdamos la esperanza.

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