Si tuviera que elegir alguna característica común a todo humano,
dentro de mi baraja de posibles aspirantes estaría la capacidad
para distorsionar la realidad y moldearla al antojo de cada cual, de manera que
ésta encaje en nuestro sistema de valores, y que este sistema sea capaz de
explicarla. Y hay que reconocer que en ocasiones, o no hay una explicación racional, o si
la hay, conocerla no sirve a ningún fin. Pero es que necesitamos
encontrar un lugar en el mundo. Mis opiniones son distorsiones, pero me sirven
para identificarme y para posicionarme.
Por lo irracional del destino, tengo una
serie de conocidos que comparten profesión. Todos ellos se dedican a la
enseñanza. Pero comparten algo más. No es que pueda describir de
forma objetiva a cada uno de ellos. Ni a ellos ni a nadie. Cada cual es un cúmulo de
experiencias únicas e intransferibles. Pero no argumentan, sino que afirman, que las
diferencias de status se deben a una selección natural. Darwin, claro. Me
pregunto si ellos tienen claro lo que quiso explicar este extraordinario bípedo amante de la
Naturaleza.
Podríamos resumir su teoría en unas pocas líneas:
“Como de cada especie nacen muchos más individuos de
los que pueden sobrevivir, y como, en consecuencia, hay una lucha por la vida,
que se repite frecuentemente, se sigue que todo ser, si varía, por débilmente
que sea, de algún modo provechoso para él bajo las complejas y a
veces variables condiciones de la vida, tendrá mayor
probabilidad de sobrevivir y, de ser así, será naturalmente
seleccionado. Según el poderoso principio de la herencia, toda variedad
seleccionada tenderá a propagar su nueva y modificada forma.”
Lo más relevante para mí, es que la
selección natural no busca, a voluntad, un fin. No busca una determinada
especie, ni está orientada hacia la perfección. De hecho, no
busca nada. Simplemente, suceden cambios, que a veces son, casualmente, más favorecedores.
No hay unas variantes genéticas mejores que otras en términos absolutos, sino
que todo depende del medio en el que se encuentran. La semilla que no crece en
cierto suelo, puede ser la más fértil en otro de diferente composición, y aunque se
encuentre ahí, de nada le servirá si no llueve. Lo que es bueno en un
momento, puede no serlo en otro. No hay voluntad en los organismos. La selección natural
consiste en la preservación de las variaciones favorables.
De la misma manera que nosotros somos
todos diferentes, los demás seres también lo son. Cierta variación genética puede
ser más ventajosa para un león, que ofrece una melena más densa,
imponente e intimidadora, llamando más la atención de las leonas.
Realmente el león no decidió tener ese aspecto, pero ello le
favorece, y posiblemente tendrá más posibilidades de aparearse con
la leona más fuerte y rápida. Pequeñas ventajas en los genes pueden
ser decisivas para reproducirse y por tanto, ser seleccionado de manera
natural. Esta es la lucha por la existencia a la que Darwin se refería. Las plantas
también compiten entre sí, y desde luego, no lo hacen mediante luchas a
muerte.
Un hombre alto y atlético llama más la atención a las mujeres,
pero a estas también les llama el poder que ofrece el dinero de aquél hombre
bajito, gordo y enfermizo, y este será, probablemente, el que gane la
batalla. La selección artificial que el hombre realiza va encaminada a
mejorar su productividad, entendiendo por productividad, aquello que ofrece
solución a una determinada necesidad. Y esta puede ser tan vacua como la
imperiosa de tener un marido que le permita colocarse porcelana en las uñas dos veces por
mes. Artificial porque se realiza a voluntad, escogiendo determinadas características presentes
en determinados miembros. Es el hombre el que elige, en función de sus
necesidades, una determinada variación en la especie, modificando
contra natura el medio.
El cambio natural es involuntario y
oportunista, el cambio artificial es voluntario y funcional.
Y volviendo a mis conocidos profesores,
les diré que el estatus social no es natural. Que unas personas oprimen a otras
con armas, y que estas no fueron encontradas en una plantación, sino en una fábrica. Y que
aunque así hubiera sido, a voluntad dispararían sobre unas y no sobre otras.
Les diré que sus alumnos más avanzados probablemente sean los que
consiguen repetir con más precisión la lección, y que la
repetición será el medio conductor en sus vidas, sin posibilidad de cambio ni mejora.
Que son los alumnos alternativos y transgresores los que ofrecen más posibilidades
para el cambio, por lo que tienen, en realidad, más capacidad
adaptativa a diferentes medios y por tanto, ofrecen más garantías de perpetuidad
de nuestra especie. También les recordaré que muchas personas, demasiadas,
siguen aquí gracias a la medicina, la cual altera claramente la selección natural. Que no
hay más inteligentes, sino que todos tenemos la misma capacidad encefálica, y que son
otras cualidades, como el poder adquisitivo o el reconocimiento social, las que
permite a un alumno continuar profundizando en sus conocimientos sin tener que
preocuparse por su subsistencia…. Tantas cosas…. En ese deseo de encontrar
respuestas a absolutamente todo aquello que nos genera una cuestión. Y por
supuesto, que la respuesta ha de beneficiarnos y ubicarnos en una posición ventajosa
respecto al resto del Universo. Eso es voluntad. Vaya…